Biografía:
Macedonio de la Torre nació hace más de un siglo en Otuzco, La Libertad. Su primer grito de vida lo dio en 1893. Hijo de una familia acomodada, recibió una educación privilegiada que propició una sensibilidad especial para la música, la literatura y la contemplación de la naturaleza. Acabado el colegio se matriculó en la Universidad de Trujillo donde forjó amistad con intelectuales que más tarde dejarían obra y huella sustantiva: Antenor Orrego, César Vallejo, Alcides Spelucín y Víctor Raúl Haya de la Torre (quien era su primo hermano). Luego su espíritu inquieto lo llevó a pisar las aulas centenarias de San Marcos, en Lima, y allí el conflicto entre el deber ser y el ser se manifestó en ese momento en que todas las dudas y las pocas certezas se colocan en la balanza: la hora de los exámenes. Esperando para rendir una prueba ante un jurado decidió dar unas vueltas a la pileta y ya en ese controlado remolino cerró los ojos y resolvió quedarse en la universidad si al abrirlos aparecía frente a la puerta del aula y marcharse si es que lo hacía frente a la puerta de salida. Se marchó. Quiso llegar a Buenos Aires pero la plata sólo le sirvió para alcanzar Cerro Azul. Sin embargo, un marinero amable le permitió llegar hasta Valparaíso. El resto del trecho hacia el Río de la Plata lo hizo a pie: 320 km en 11 días. Entre 1915 y 1917 fue violinista gitano y contertulio de diversos artistas de La Boca. De regreso al Perú realizó su primera exposición, se reencontró con sus amigos de la Universidad, que más tarde formarían el grupo "Norte" y se casó. En 1924 partiría a Europa y recorrería Alemania, Italia y Bélgica hasta asentarse en París, donde su participación en los salones de otoño y de los independientes sería comentada favorablemente por la crítica francesa. En 1930 regresaría a Lima definitivamente. Aquí establecería su taller, sufriría la muerte de dos de sus hijos y se consolidaría como pintor. En el 59 montaría dos muestras en Nueva York y entre varias exposiciones recibiría un homenaje en vida con una gran retrospectiva en el Museo de Arte de Lima en 1968. Personalidad de su tiempo, moriría en 1981. Sus obras, como las de todo gran artista, le sobrevivieron.
Macedonio de la Torre nació hace más de un siglo en Otuzco, La Libertad. Su primer grito de vida lo dio en 1893. Hijo de una familia acomodada, recibió una educación privilegiada que propició una sensibilidad especial para la música, la literatura y la contemplación de la naturaleza. Acabado el colegio se matriculó en la Universidad de Trujillo donde forjó amistad con intelectuales que más tarde dejarían obra y huella sustantiva: Antenor Orrego, César Vallejo, Alcides Spelucín y Víctor Raúl Haya de la Torre (quien era su primo hermano). Luego su espíritu inquieto lo llevó a pisar las aulas centenarias de San Marcos, en Lima, y allí el conflicto entre el deber ser y el ser se manifestó en ese momento en que todas las dudas y las pocas certezas se colocan en la balanza: la hora de los exámenes. Esperando para rendir una prueba ante un jurado decidió dar unas vueltas a la pileta y ya en ese controlado remolino cerró los ojos y resolvió quedarse en la universidad si al abrirlos aparecía frente a la puerta del aula y marcharse si es que lo hacía frente a la puerta de salida. Se marchó. Quiso llegar a Buenos Aires pero la plata sólo le sirvió para alcanzar Cerro Azul. Sin embargo, un marinero amable le permitió llegar hasta Valparaíso. El resto del trecho hacia el Río de la Plata lo hizo a pie: 320 km en 11 días. Entre 1915 y 1917 fue violinista gitano y contertulio de diversos artistas de La Boca. De regreso al Perú realizó su primera exposición, se reencontró con sus amigos de la Universidad, que más tarde formarían el grupo "Norte" y se casó. En 1924 partiría a Europa y recorrería Alemania, Italia y Bélgica hasta asentarse en París, donde su participación en los salones de otoño y de los independientes sería comentada favorablemente por la crítica francesa. En 1930 regresaría a Lima definitivamente. Aquí establecería su taller, sufriría la muerte de dos de sus hijos y se consolidaría como pintor. En el 59 montaría dos muestras en Nueva York y entre varias exposiciones recibiría un homenaje en vida con una gran retrospectiva en el Museo de Arte de Lima en 1968. Personalidad de su tiempo, moriría en 1981. Sus obras, como las de todo gran artista, le sobrevivieron.
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